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elpoetaenelvagon

 

Hoy me levanto y la sensación es nueva. Soy feliz. Es una felicidad infantil, lo sé, pero intensa, tan intensa que me hace sentirme un tipo nuevo, mejor y más seguro de sí mismo. Me dirijo presto a la calle, hoy quiero salir y vivir (atrás quedó el sobrevivir). Sonrio estúpidamente mientras camino solo; tan sólo yo sé el porqué de mi felicidad, tan sólo yo lo sabré esta noche al volver al hogar. Me olvido de todo y mis pasos se hacen cada vez más lentos, no tengo prisa por llegar a ningún lado, porque ya no tengo meta. La montaña se acercó a este profeta, y lo hizo feliz.

2 comentarios

Carlos -

Es cierto lo que dices.
La vida es un conjunto de celdas que forman un panal, y en cada esfera de la vida es necesaria una meta y una lucha.
Con el microrrelato pretendo reflejar la felicidad de conseguir una meta, sea cual sea e independientemente de las demás esferas personales.

Hard. -

Un hombre sin metas, por pequeñas e insignificantes que sean, perderá las ganas de vivir, de luchar. Todos necesitamos tener motivos para vivir, y dentro de esos motivos se encuentra el afán de superación que todos tenemos.