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elpoetaenelvagon

Carta

 

¿Te sientes culpable por leerme, por hacerme escribir esta carta?

¿Te sientes culpable por abandonarme?

No he llorado, no. Qué va, eso se acabó. No voy a seguirte el juego, no seré tu juguete. Esta vez será diferente. Nada más irte, cogí las llaves del coche –sí, de tu coche- y me fui a conducir. No me preguntes cómo llegué al Chin Tiki, ni siquiera yo lo sé. Quizás fuera mi desbordante lujuria o quizás el resquemor hacia ti afloró al cambiar de marchas o quizás... Pero eso da igual, ya no importa. Acabé en ese antro de perdición y no salí de ahí hasta la madrugada. Una china y una latina me hicieron olvidarte unas horas, pero ahora vuelves a estar aquí, en mi cabeza y en mis manos. He vuelto a beber, no tanto como antes, aunque anoche me paró una patrulla de la policía. ¿La multa? Unos tres mil dólares, que pagaré con el dinero que se te olvidó bajo la colcha; a fin de cuentas, lo mío es tuyo y lo tuyo es mío. Vale, sí, era. Era.

La ropa sucia está amontonada en un rincón, la mesa volcada en mitad del salón explica mi borrachera, la cama vacía refleja mi excursión nocturna. Quién sabe, puede que vuelva a ser yo, el de siempre, ese bala perdida que un día rescataste de los brazos de una prostituta barata. ¿Recuerdas? Seguro que sí, mi estampa era patética. Siempre te agradecí ese gesto, aunque nunca te lo dijera. Ambos sabemos que algún día nos volveremos a encontrar, en uno de esos bares, los de antes. Tú irás a lo tuyo y yo a lo mío, y fingiremos que nunca nos conocimos, y yo beberé solo y me abrazarán por dinero, y tú salvarás a otro tipo desconocido, a otro donnadie. No nacimos para satisfacer las expectativas de nadie, pero y qué.

 

2 comentarios

plec -

Jack tenía razón

La dueña del coche -

¿Y, qué?, como que "y, que". Te saqué del arroyo. Confié en ti, estaba segura de que cambiarias, de que esa nueva oportunidad que la vida, a través de mí te concedía te hiciera replantearte seriamente tu actitud vital. Pero veo que no, que no has cambiado. Dices que me agradeces ese gesto, y te permites robar, si robar mis ahorros. Pero, ¿quién te crees que eres?
Leo y releo tu carta, y sí, te diré que no me siento culpable por abandonarte. Tenía que trabajar en otro Chin Tiki, o si no ¿de donde te crees que sale el dinero? La vida es dura, pero te puedo asegurar que si alguien hubiera hecho por mí, la mitad de lo que hice por ti, yo no estaría donde me encuentro.
Aunque el final, te daré la razón, si alguna vez volvemos a coincidir en Chinatown, cada uno iremos a lo nuestro. Jack, el morenito con el que conviví antes que aparecieras me decía que las personas no cambiamos, mejoramos o empeoramos pero en el fondo siempre somos las mismas. Yo nunca le tomé demasiado en serio, aunque si te digo al verdad no sé si tiene razón. En el fondo de mi corazón quiero creer que no, que siempre podemos romper definitivamente con todo aquello que hicimos y volver a empezar una nueva vida. Te deseo toda la suerte del mundo en tu nueva singladura.