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elpoetaenelvagon

Una mirada y una sonrisa

Ahí está, en pie, apoyada la espalda contra el poste. Su cuerpo se balancea suavemente al ritmo del cabeceo del muelle flotante. Está sola; su mirada es profundamente triste, y ya desde el primer vistazo mueve a la compasión. Sostiene caída, con la mano derecha, una máscara de carnaval, ya inservible en este vaporetto que le devuelve a su casa, después de una misión fallida y perdida toda esperanza de volver a ser feliz a corto plazo. Ojos perfilados de negro, mirada penetrante y profundísima en donde uno teme perderse y no conseguir salir jamás o, en cualquier caso, mirada imposible de olvidar nunca y expulsar de la mente, tan impresionante es. La cara maquillada, perfectamente ovalada, permite expresarse a los labios pintados de rojo, insinuantes, pero con un rictus de amargura que impide desearlos pasionalmente; antes bien, susurrarles de cerca un ánimo o una historia en la que la princesa se casa con su príncipe azul y viven felices por siempre, para así hacerlos sonreír otra vez esta noche.

Decido intentar hacerle olvidar aquello que le hace infeliz, aunque tan sólo sea durante unos breves segundos, y le guiño un ojo. Y ella me ve, y sonríe, olvidando…

 

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