Algarabía y gritería general. Juegan a chillarse histéricamente en la catarsis de la selvática zapatiesta, sus manotazos fréneticos al aire refuerzan la posición dominante en la que se encuentran. Entre la maraña y enredo de papadas excesivas y brazos de pelo desgrañado, se intuyen perfectas y blanquísimas dentaduras, siempre sonrientes, siempre dirigidas hacia la tribuna.
La comicidad de la situación impide tomarlos en serio, a su pesar. Sapientísimos simios debatientes debatiendo sobre sus aireados derechos humanos. Provoca hilaridad, y pena, después.
1 comentario
Andrés Garralda -