No sintió miedo. La venda que le cubría los ojos le impidió ver cómo una escopeta de cañón recortado le apuntaba, amenazadora, a la cabeza. A menos de dos palmos, el arma prometía escupir metal y fuego. Se preguntaba qué pasaba, mientras escuchaba la música clásica que sin descanso atronaban los auriculares que tenía encasquetados a los oídos. Por ello no advirtió el amartillar del arma y no sintió miedo.
Tres segundos después, la música cesaba de golpe y su masa gris encefálica barnizaba la pared.
3 comentarios
Hard.- -
[Post homenaje a Don Quijote en su V Centenario] je,je,je
Carlos -
Y no debemos olvidar que el miedo muchas veces es una respuesta irracional a una aparente realidad.
Evite análisis simples, amigo.
desaparec1d0 -